I’m certain that you are being absolutely bombarded during this Season of Giving, not only by us at 24th Street Theatre, but by every non-profit on planet earth. Statistically most donations are made between Thanksgiving and New Years Day every year, so that is why you are being hit up so often by all of us right now. And that makes it stressful for you who are getting so many requests and for us non-profits who are trying to raise most of our contributed income.
But as the years have gone by, my view of year-end fundraising has changed. Whereas I used to feel like it was huge burden, now I feel like it is my chance to touch base with donors I know and care about. I think about our donors quite often but don’t often have a chance to stay in touch with all of them. But during our year-end fundraising campaigns a window is opened where over a few weeks’ time, I send out more communications than is normal, and receive more communications from our donors.
Our donors are my heroes because they are the lifeblood of the non-profit sector. Most of our donors are not extraordinarily wealthy. They are ordinary people doing what they can to support something they care about. Donors care about more than themselves. These are the kinds of people I want to talk to, to be around, to communicate with. One of my favorites was a student who came on a field trip and wanted to make a donation of $1 so that we could keep paying everybody.
Just yesterday the theatre received two holiday cards letting us know that donors had passed away in 2025. While that was sad, I felt honored to be included in that news because these folks meant something to us. They were not just names on a mailing list to us. We appreciate them so very much. We followed their lives through their holiday cards and year-end family newsletters. We’re glad that they’ve stayed in touch.
There are also donors that I don’t know and have never met. I don’t know how they know us or if they’ve ever been to our theatre. But even those people, I wonder about. “Who is this person donating to our theatre?” I ask myself when I’m looking at their name on a spreadsheet. “Where do they work or live? And why do they give?” And some of those folks too, I get to know in time with little notes back and forth, sometimes phone messages left for one another.
Helen and Jack have been donors since our founding because their daughter Lori was a costume designer who worked with our co-founders Jon White-Spunner and Stephanie Shroyer. Over these last 25 years, I’ve spoken with them on the phone and learned about their careers as lifelong educators. I knew when one of them had a fall and they moved to Assisted Living because of their holiday newsletter a few years back. And this week, I got the card from Helen saying that Jack had died this year. I plan to give her a call at some point to offer my condolences. Same with DeAnne and Byron. Family members sent a card telling us that they’d both passed away in 2025.
And we’ve kept in touch with a handful of our donors who lost their homes in the Palisades and Altadena fires this year. Susan and Duke moved to Camarillo while they work to rebuild in Palisades. Kimiko and Thomas moved to Pasadena while they rebuild in Altadena. The McEwans moved up to Northern Cal.
In short, I love you, our donors. Because you are selfless. You think of others and then take action. No matter how small, action helps. You think about the greater world. Our donors are indeed citizens of the world. You mean the world to us. And we’re so very glad to know you.
Happiest of Holidays,
Jay
Relaciones con Donantes
Estoy seguro de que están siendo bombardeados durante esta temporada de donaciones, no solo por nosotros en el Teatro 24, sino por todas las organizaciones sin fines de lucro del planeta. Estadísticamente, la mayoría de las donaciones se realizan entre el Día de Acción de Gracias y el Día de Año Nuevo cada año, por lo que estarán recibiendo tantas solicitudes de todos nosotros en este momento. Esto resulta estresante tanto para ustedes, que reciben tantas peticiones, como para nosotros, las organizaciones sin fines de lucro, que intentamos recaudar la mayor parte de nuestros ingresos por donaciones.
Pero con el paso de los años, mi perspectiva sobre la recaudación de fondos de fin de año ha cambiado. Antes lo consideraba una gran carga, pero ahora lo veo como una oportunidad para ponerme en contacto con los donantes que conozco y aprecio. Pienso en nuestros donantes con frecuencia, pero no siempre tengo la oportunidad de mantenerme en contacto con todos ellos. Sin embargo, durante nuestras campañas de recaudación de fondos de fin de año, se presenta una oportunidad en la que, durante unas pocas semanas, envío más comunicaciones de lo habitual y recibo más mensajes de nuestros donantes.
Nuestros donantes son mis héroes porque son el motor del sector sin fines de lucro. La mayoría de nuestros donantes no son extraordinariamente ricos. Son personas comunes que hacen lo que pueden para apoyar algo que les importa. Los donantes se preocupan por los demás. Este es el tipo de personas con las que quiero hablar, con las que quiero estar, con las que quiero comunicarme. Una de mis favoritas fue una estudiante que, durante una excursión, quiso hacer una donación de 1 dólar para que pudiéramos seguir pagándole a todos.
Justo ayer, el teatro recibió dos tarjetas navideñas que nos informaban que dos donantes habían fallecido en este 2025. Aunque fue triste, me sentí honrado de que nos incluyeran en esa noticia, porque estas personas significaban mucho para nosotros. No eran solo nombres en una lista de correo. Los apreciamos muchísimo. Seguimos sus vidas a través de sus tarjetas navideñas y boletines familiares de fin de año. Nos alegra que se hayan mantenido en contacto.
También hay donantes que no conozco y que nunca he visto. No sé cómo nos conocen ni si alguna vez han estado en nuestro teatro. Pero incluso sobre esas personas, siempre me pregunto: “¿Quién es esta persona que dona a nuestro teatro?”. Me pregunto cuando veo su nombre, “¿Dónde trabajan o donde viven? ¿Y por qué donan?”. Y a algunas de esas personas también llego a conocerlas con el tiempo, a través de pequeñas notas que nos enviamos, a veces mensajes de voz.
Helen y Jack han sido donantes desde nuestra fundación porque su hija Lori era diseñadora de vestuario y trabajó con nuestros cofundadores Jon White-Spunner y Stephanie Shroyer. Durante estos últimos 25 años, he hablado con ellos por teléfono y conocía sus trayectorias como educadores de toda la vida. Me enteré, gracias a su boletín navideño de hace unos años, de que uno de ellos se había caído y que se habían mudado a una residencia de ancianos. Y esta semana, recibí una tarjeta de Helen informándome de que Jack había fallecido este año. Pienso llamarla en algún momento para darle el pésame. Lo mismo con DeeAnn y Byron; sus familiares nos enviaron una tarjeta informándonos de que ambos habían fallecido en 2025.
Y también nos hemos mantenido en contacto con algunos de nuestros donantes que perdieron sus casas en los incendios de Palisades y Altadena este año. Susan y Duke se mudaron a Camarillo mientras trabajan en la reconstrucción de su casa en Palisades. Kimiko y Thomas se mudaron a Pasadena mientras reconstruyen su casa en Altadena. Los McEwan se mudaron al norte de California.
En resumen, los quiero, queridos donantes; porque son generosos, piensan en los demás y actúan. Por pequeña que sea, la acción ayuda. Piensan en el mundo en general. Nuestros donantes son verdaderamente ciudadanos del mundo. Significan muchísimo para nosotros. Y estamos muy contentos de conocerlos.
¡Felices fiestas!
Jay



![19th Dec: The Great Flood (2025), 1hr 48m [TV-MA] (6/10) 19th Dec: The Great Flood (2025), 1hr 48m [TV-MA] (6/10)](https://occ-0-2605-1007.1.nflxso.net/dnm/api/v6/Qs00mKCpRvrkl3HZAN5KwEL1kpE/AAAABR9Ymb4GY9BBp2j37F0RUknfY-hZjK_0l9qn647gYwFxjbcmvJH9w0TjeMXS4ZsRnoTyheqc7seLJ48cWxTS5zKObzcxdUFOo1xHyW09T1jwntaaYJv5pYsTT526BHMvXNu5OlT35HN2_qrBBMZfvdkM6jEppeYsog7OWTUsfjqREA.jpg?r=de1)










